El Llanero Solitario (2013), de Gore Verbinski

Nos hacemos viejos.
Como si se tratara de Toro en el diorama del principio, una reliquia de otra época, la crítica y público mundial, obsesionados con que todo rezume seriedad y trascendencia, han cargado contra 'El Llanero Solitario' con los mismos argumentos caducos de siempre, buscando inútiles paralelismos con 'Piratas del Caribe' y queriendo hundirla antes de tiempo.
Esta historia no es para ellos. Muy al contrario, es para ese niño soñador y bienpensante que todos llevamos dentro. Una historia extrañamente crepuscular pero sin prejuicios, queriendo contar la verdad sobre dos héroes unidos por una búsqueda común, que ni eran tan buenos ni tan perfectos.

'El Llanero Solitario' es el mayor parque de atracciones que Disney ha podido traer a la gran pantalla. Lleno de emoción, aventuras, villanos grandes como la vida, amores que sobreviven al tiempo y miles de secuencias para el recuerdo.
Además, quizá soy solo yo, pero veo raíces de Peckinpah, Leone y Buster Keaton en este "grandes éxitos" del Salvaje Oeste. PECKINPAH EN UNA PELÍCULA DISNEY. Verbinski metió la mano, claro, no al nivel de su otro western alucinógeno, 'Rango', pero muy cerca.

 

Había solo dos maneras de aproximarse a un personaje tan arcaico como este: reformulación total o parodia distanciada. Se opta por un camino intermedio, representando a John Reid, puntazo anti-religioso y pro-razón mediante, como un hombre algo superado por las circunstancias, pero con una voluntad de hacer lo necesario en el momento preciso.
Su evolución de héroe torpón a su pesar a leyenda del Oeste acontece gradualmente por obra de su compañero Toro, un indio que ha tenido más tiempo de madurar las mismas razones por las cuales ambos se ocultan tras máscaras.

Si en el caso de el Llanero es por justicia hacia un familiar muerto, el caso de Toro no es diferente, solo que el suyo es una venganza más fría y cruel. En un inesperadamente crudo 'flashback' aprendemos de este indio de aspecto estrafalario, dándonos cuenta de que ni su aspecto es tan estrafalario ni sus motivos ligeros.
Es lo que lleva contando él mismo desde el principio, rompiendo la cuarta pared de forma gloriosa, que tras todo gran héroe hay una no menos terrible tragedia, rompiendo la imagen inmaculada de aquellos héroes sin tacha. Incluso se juega con la idea de que el Llanero sea en el fondo un forajido luchando contra un sistema corrupto y amoral. 

Los fantasmas de la mayor tragedia del Salvaje Oeste, la caza y discriminación descontrolada de la población india, puntea los momentos más oscuros de la narración. No es que acabe pesando mucho en ella, pero bravo por el esfuerzo.

En esa dualidad inesperada, de mezclar ideas ciertamente oscuras de ser desarrolladas, con una comedia de colegas semi-sobrenatural por un gusto de 'slapstick keatoniano' en las escenas de acción, reside la grandeza de 'El Llanero Solitario'.
Para redondear, quedan los momentos de pura alucinación con ese caballo fantasma, cada momento de genio de Johnny Depp y una sana tendencia al descontrol más absoluto, bienvenido sea, cada vez que la narración se dispersa.

'El Llanero Solitario' es el anti-blockbuster. Un auténtico suicidio de película que no será comprendida en toda su brillantez.
Verbinski vuelve a incidir en aventura sin tacha, pasándoselo mejor que nunca en su obsesión por lo macabro y con la personalidad de sus protagonistas. Pero, como el anciano Toro, sabe que todo esto no durará mucho. Los tiempos cambian, y con ellos desaparecen cosas que ya nadie echará de menos, entre ellas los relatos de pura fantasía 'pulp' como este.
Sacad a vuestro niño interior mientras podais. Hollywood no os dará muchas más oportunidades como esta.

Nota:8/10