"Pacific
Rim' es potencia.
Potencia derivada de sus planteamientos, pero también de su director Guillermo del Toro, del que se nota que ha hecho lo que quiere hacer, pero (y aquí lo importante) sabiendo cómo hacerlo. Es la clase de film que conoce lo increíble de su trama y ante eso escoge la salida más comprometida, que es currarse a base de bien los personajes para que cuando veamos un robot gigantesco también veamos dos personas en su interior. Y si algo no se le puede negar a esta película es la importancia de su factor humano: importa cada simple personaje que aparece en pantalla. Del Toro se curra cada uno de ellos con corazón (una palabra muy importante aquí) y evita reducirles al mínimo común escenografía.
Raleigh Beckett y Mako Mori son las estrellas aquí, dos almas con heridas pasadas que se unen, vuelven y se levantan para una última batalla. Su pilar base es simple: la unión hace la fuerza, mantra que se extiende a toda la historia.
Vemos un
mundo unido contra la amenaza de los Kaiju, criaturas gigantescas e imparables
que llevan ya unos cuantos años diezmando a la población mundial, lo que da pie
para crear una mitología sólida y misteriosa en sus detalles. Una de las
subtramas va directamente aparejada a la compra-venta de órganos Kaiju,
desarrollando una idea implícita de que la Humanidad incluso saca beneficio de
las tragedias. Aparte, el propio origen de los Kaiju resulta revelador: sin
decir nada, en su momento no pudieron conquistar un mundo menos contaminado y
han tenido que esperar hasta que nosotros, los hijos de puta, lo ensuciáramos y
contamináramos un poco. Radical cambio de concepto respecto a otras
"monster movies" que le da un aire gótico en su herrumbre y
desolación (raro es el plano de la cinta aséptico).
En este escenario desolado, la Humanidad hace una
última intentona por salvarse en forma de Jaegers, gigantescos robots
controlados que exigen una completa comunión entre los dos pilotos que lo
tripulen. Gran idea que la cooperación pese a todo sea la esperanza frente al
seguro apocalipsis.
Los robots además permiten más sutil exploración de ese mundo dado: se caen a pedazos, símbolo de tantas batallas que no vale la pena remendarlos, y cada Jaeger extranjero permite cierta exploración hacia el carácter de cada país (los chinos, siempre dando la nota más que nadie).
Los robots además permiten más sutil exploración de ese mundo dado: se caen a pedazos, símbolo de tantas batallas que no vale la pena remendarlos, y cada Jaeger extranjero permite cierta exploración hacia el carácter de cada país (los chinos, siempre dando la nota más que nadie).
Estos son
solo los mimbres, y una vez presentado el mundo la película opta por bajar un
poco el ritmo y apostar por la estructura 'Aliens': quiero saber si Raleigh y
Mako pueden tripular juntos un Jaeger. Quiero saber si Stacker Pentecost
(nombre OSOM e Idris Elba enorme de regalo) logrará dejarles y el Dr. Newt
averiguar más cosas sobre los Kaiju (agradecida subtrama semi-cómica que
complementa y desarrolla la otra).
Los
personajes son importantes y sus heridas les definen, heridas directamente
aparejadas a los monstruos que les acechan. El prólogo de Raleigh es brutal,
pero no es hasta ver a una Mako niña huir de un monstruo en una ciudad desolada
(la peor pesadilla) que su cruzada nos ha ganado, queremos verles pelear y
ganar. A partir de ahí, Jaegers VS Kaiju como patrón de barco, pero incluso en
esos momentos Guillermo se guarda sorpresas, como un ajustado trabajo de cámara
que permite seguir la dimensión épica sin embarullar, o una fotografía nocturna
arrebatadora que recuerda cierto tono 'anime'.
'Pacific
Rim' celebra cada enfrentamiento con tensión y humanidad, las mejores armas
para que te importe y para que sepa a pura gloria cada puñetazo de los Jaegers
y a desesperanza cada desmembramiento de los Kaiju. En una época en que todo
debe ser ambigüo y torturado da gusto ver una película abrazando con tanta
pasión su concepto y haciendo pequeñas concesiones (el barco como bate de
béisbol).Es una aventura, pero que hunde sus raíces en el imaginario de
Lovecraft para sacar criaturas verdaderamente terroríficas a la vez que evoca a
Mazinger Z en cada ensamblamiento de robots gigantes. Guillermo del Toro ha
apelmazado la cultura de nuestra infancia y nos la sirve como una magnífica
historia de humanidad, mundos imperfectos y nobleza en los momentos inesperados.Podemos
resistir a casi todo, calentamiento global, contaminación y bichos incluidos.
Aunque tenía que llegar el apocalipsis a nuestras puertas para darnos cuenta de
que podíamos luchar y resistir mucho más.
¿Mala hierba
nunca muere? Puede, pero prefiero pensar que, como Guillermo del Toro en este
momento de su filmografía, sabemos crecernos ante el reto y dar lo mejor de
nosotros mismos aun al borde de la caída.
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